Cuando el destino conspira en tu favor


No son muchas las veces que uno tiene la fortuna de estar en el lugar indicado y en el momento justo. Fue en el aeropuerto de Madrid mientras esperaba para abordar el vuelo que me trasladaría a Uruguay, donde iba a dictar una serie de conferencias sobre el rol de los grandes medios masivos de comunicación en las naciones modernas.
Allí estaba yo. Sentado, repasando algunas líneas de mi alocución y con varios libros a mi alrededor que versaban sobre los medios de comunicación, su efecto en la audiencia y el estallido de las redes sociales.
Fue entonces cuando se acercó ese hombre serio, de toscas facciones, cabello rebelde y con un bigote que en otros tiempos seguramente lució un radiante color castaño. Tomó asiento, miró los libros que tenía junto a mí y al parecer me oyó balbucear algunas palabras, porque apenas se acomodó en su butaca manifestó: “No mi amigo. Desde hace varios años, la prensa dominante asumió en muchas naciones una función militante y su propósito principal en la actualidad es organizar a la sociedad”.
Por supuesto que al conocer de quién provenía esa frase y debido a que se trataba de un doctor en Semiología y director de una prestigiosa publicación como es Le Monde Diplomatique Edición Española (enlace), dediqué toda mi atención a escuchar lo que me decía. Por un momento olvidé que mi vuelo salía en 20 minutos y, si hubiera sido necesario perderlo para continuar oyendo a esa destacable personalidad, creo que no me hubiera importado hacerlo.
No hace falta ser un cultivado erudito para poder afirmar que en los últimos años los medios comunicación lograron cada vez mayor participación en el desarrollo de la vida de un país. Fundamentalmente en lo que se refiere a los asuntos políticos.
Esto constituye una de las tantas secuelas que acarreó el proceso de globalización, el cual ocasionó que los agentes principales en la vida de una nación no sean los grupos políticos, sino las grandes corporaciones económicas y financieras. Y entre éstas se incluye a las compañías mediáticas hegemónicas.
“Frecuentemente los medios dominantes se ponen en un rol de opositor político más intenso aún que los opositores que se hallan en el Congreso”, me afirmó casi displicentemente mi acompañante mientras ojeaba una de mis publicaciones.
Sobran los casos de diarios que encajarían en esa descripción y el periódico uruguayo El País quizás podría señalarse como uno de ellos. Sin embargo, así como hay medios de comunicación fuertemente contrarios a los gobiernos de los diversos países, existen otros que comparten la línea ideológica de estos últimos. Aquí, es posible citar como ejemplo al diario charrúa La República. Para comprobar esto, basta con observar cómo o desde qué perspectiva aborda cada periódico un mismo y determinado acontecimiento. 
Como si todo esto fuera poco, antes de retirarse, mi compañero circunstancial en el aeropuerto disparó una consideración que probablemente hubiera promovido un intenso debate en un foro de comunicadores sociales: “No te olvides que actualmente el periodismo es una empresa y que no hay libertad de prensa, sino de empresa”. Dicho esto, se levantó de su silla plástica y se alejó rápidamente con la excusa de que su avión estaba a punto de despegar. 
Por supuesto que luego de este inesperado encuentro, me dispuse inmediatamente a reformular los textos de mis conferencias, pues es muy difícil no someterse a una profunda reflexión después de oír las palabras de alguien como Ignacio Ramonet.

Por Mauro Re




Fuentes consultadas:

Diario El País de Uruguay: http://www.elpais.com.uy/12/10/05/index.asp
Diario La República de Uruguay: http://www.diariolarepublica.net/
Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Le_Monde_diplomatique